Percibo atardeceres
en cada horizonte que miro,
el sol enorme se enrojece
hasta caer vencido.
Parece un cuadro inerte
de silencio conmovido
en espera de una noche
que despierta los sentidos.
La vida me sorprende
en cada espacio que habito,
en cada palabra congelada
por un frío infinito.
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