No siento
tristeza,
ni siquiera
alguna ira,
simplemente mi
vida
como el agua se
desliza.
Hasta la
pendiente profunda
que cae desde
muy alto,
sin estruendos,
ni arrebatos,
se une al río
siempre manso.
Para ir por su
cauce
lleno de vida y
calmo,
hasta el océano
infinito
del universo en
su ocaso.
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