muchas veces soy
cobarde,
permanezco
silente al mirarte
sin atinar a
nada amable.
Sin decirte lo
que siento,
lo que me pasa
en el alma,
en este corazón
que late
con su monotonía
truncada.
Pero contigo no
puedo
disimular de
ninguna manera,
te quiero desde
siempre,
desde la vez
primera.
No pretendo que
muera
el tiempo pasado
a tu lado,
no quiero que
seas un recuerdo
que en mi
soledad haga daño.
Quiero que
comprendas
que el amor en
su ruleta
ha decido que te
quiera
sin importar lo
que sientas.
Por eso no me
animo
a afrontarme al
destino,
dejo que te
vayas despacio
como el agua de
un río.
Tengo miedo de
perderte,
de que no
encuentres motivos
para llamarme
cuando necesites
la voz de un
buen amigo.
Pero esta
necedad es un abismo
que me condena a
caer profundo
en un extraño
camino cerrado
que no tiene
ningún rumbo.
Mañana, será
mañana
cuando te vea de
repente
cuando ponga mis
energías
en remar contra
la corriente.
Así que por fin
me decido
no siendo bueno
en estas artes,
debo decirte lo
que ya sabes,
y respondas
siempre lo mismo.
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