Te llevaste el amor contigo,
no lo encuentro en ninguna parte,
ni en la luna, el mar o Marte,
ni el sol pedante que brilla
sólo para castigarme.
Tampoco en los libros viejos
con sus textos cansados, añejos,
cuyas hojas amarillas son el reflejo
de historias pasadas hace tiempo,
olvidadas por todos, salvo por ellos.
Mi memoria se nutre de recuerdos,
pensamientos mezclados con sueños;
no distingo la realidad en ellos,
no sé si todo es real, o todo deseo,
todo un artilugio que me invento.
A veces hasta por momentos creo
que eres apenas una dulce fantasía,
que en mi soledad y locura llegas
desde lo profundo del universo
a hacerme feliz con tu compañía.
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