te cobijaré con mi sonrisa,
a salvo de todos aquellos
que no sepan de tu vida.
Del sol cruel que calcina
sin piedad tus pétalos
hechos del material mismo
de los sueños que imaginas.
Portaré orgulloso la insignia
de la sutil y noble poesía,
aunque viniendo de mis manos
sea tosca y carente de vida.
Lo que importa es que persistas
como la leve brisa de cada día,
como esa idea que llega silente,
nos regala un poco de dicha.
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