Al amor lo hicimos trizas,
quedan secuelas en las heridas
de la piel que no cicatriza
y el alma adormecida.
En las palabras ya perdidas,
en cielos lejanos donde vivían
las estrellas de tu sonrisa,
el ocaso de mi vida.
Al amor lo hicimos pedazos;
como perros rabiosos en lucha
lo fuimos acaso destrozando
en nuestro egoísmo vano.
Ahora vivo de recuerdos
pensando, siempre pensando,
que pudimos tener un sueño
y no un despertar amargo.
Pero es así el mismo destino
que nos une en un sinsentido
conflictivo que en un principio
parecía un bello paraíso.
Al amor lo fuimos matando
sin saber que eso pasaba,
nos pensamos con derechos
que nos llevaron a esta nada.
Esta nada donde me sumerjo
muy hondo hasta donde puedo
para tratar olvidar al menos
lo que ya no tenemos.
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