Te busco en umbrales
de casas oscuras, solas;
en esas anónimas plazas
sin flores ni farolas.
La ciudad parece todavía
albergar algo de triste vida;
torpes pasos en mi agonía,
mi mente ya desvaría.
No tengo más nombre,
ni tiene rostro tu figura,
no sé ya de esos besos
pero conservo su dulzura.
Me he vuelto tan viejo
que pierdo la cordura,
no te recuerdo para nada
pero este amor perdura.
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