Siempre estuvo ahí la playa,
el sol arriba con su luz clara,
la naturaleza acaso preciosa,
el mar con sus olas saladas.
La luna en las noches
donde los sueños cantan
sus melodías más hermosas
de rosas muy blancas.
La primavera inminente
detrás del gris invierno
como si fuera compendio
de metáforas sin tiempo.
También estuvo ahí la nada
durmiendo en la mirada
de quien vacío comprende
más que distancias.
Más que el hastío vano
de todo lo cotidiano,
lo vuelve a sus sentidos
un infierno extraño.
La belleza a veces miente,
nos derrama sus mieles
en los labios sedientos
de néctares diferentes.
Ahí estuvo siempre,
y seguirá estando un día
toda esa mágica agonía
del universo naciente.
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