de esas miradas dulces
que de paz nos llena.
Llega hasta el alma
donde todas las mentiras
son ventanas quebradas.
No existen sombras
ni luces muy claras,
oscuridad o penas.
No existe nada
más que las certezas
que tus ojos develan.
Espejos profundos
de un alma inmensa
que sabe lo que sea.
Por eso no mires
lo que te digan que veas,
no me mires.
Prefiero que imagines
lo que de mi bueno sea
a que que me veas.
A que sepas todo
y te alejes para siempre
sin despedirte siquiera.
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