Escrito en el cielo
con letras secretas;
leerá ese mensaje
quien pueda.
No cualquiera,
no yo, nunca yo,
eso está vedado
en mi ceguera.
Es un misterio
ese cúmulo lejano
de puntos luminosos
llamados estrellas.
Un silencio infinito
se cierne profundo
sobre mi cabeza,
sobre mis ideas.
No poseo luz
en mis poemas,
un atisbo de otoño
siempre me acecha.
Me persigue
pertinaz, sin tregua,
el crudo invierno
que me rodea.
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