ahí donde tus pasos marcan
sendas extrañas y desconocidas
en mi vida cotidiana.
Te atreves a todo
lo que yo no puedo,
o no quiero, o no intento.
Eres tan feliz siendo de esa manera
que muchas veces no comprendo
que en mi mundo perfecto
de rutinas y cosas claras
hay como un dejo de tristeza
que me ahoga el alma.
Por eso no sonrío,
porque mi sonrisa va contigo,
donde quieras que vayas,
en el lugar del mundo que sea.
O en el infinito,
quien sabe donde estarás ahora,
que amores tendrás acaso,
que historias escribes,
que sueños hilarán tus dedos
tejiendo algún universo.
Quien sabe tantas cosas ¿No?
Pero bueno, yo sigo en mi rutina,
soy prisionero de ella,
no puedo quebrar nada;
esto es un cristal que contamina.
Pero al pensarte,
al recordarte, al soñarte siento
que en mi alma oscura
aún queda algo de vida.
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