Sin palabras,
en la misma noche
donde no hay nada.
Sin gestos amables,
nadie es sociable
cuando eso pasa.
Como ladrones
huimos del mundo
con esos temores.
Nos llevamos todo
lo que pudimos
en las manos.
El trabajo cansado,
la rutina demoledora,
las horas rotas.
La sonrisa vacía,
las almas sin brillo,
las espadas todas.
La inocencia misma
acaso fue la misiva
de nuestra iniciativa.
Fuimos como niños
jugando con expectativas
de seres desconocidos.
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