Desapareces,
así, lentamente,
cuando amanece,
con la luna a cuestas
por la pendiente.
De los libros
guardados hace tanto
que ya no recuerdo
las historias
que contienen.
De los sueños
de los cuales despierto
con la mágica sensación
de que en verdad sucedió
todo lo ahí presente.
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