Sólo camino
sin pensarlo,
me dejo llevar
como dormido
al destino
más extraño.
Después me fijo
sin amerita acaso
un cambio de rumbo
aunque todo ya quede
desde antes signado
en mapas extraños.
Voy dejando migas
de pan en algunos tramos
no para regreso alguno
sino para que las palomas
de la paz se hagan cargo
de su parte en algún lado.
Pues si la vida termina,
quien sabe esa hora y día,
al menos no serán las sobras
las que resten en mi pasado
cuales simples secuelas
de rutinas y días aciagos.
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