A veces te pierdo,
desvanecida en silencio,
en cada espacio oscuro
de este universo.
Otras veces te veo
llegar como cada día,
al menos eso era
hace mucho tiempo.
Lo cierto es que ahora
parece todo un sueño
de esos que se borran
al estar despiertos.
Al extender la mano
lo único que obtengo
son las míseras limosnas
de mis torpes recuerdos.
Monedas casi todas
sin apenas valor alguno
arrojo a la fuente única
de los preciosos deseos.
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