Despacio los días,
se van todos muy lentos,
al pasado los recuerdos,
buenos y malos momentos.
La esperanza perenne
como algunas hojas viejas
se mece en la suave brisa
de la vida que se aleja.
Mis manos ya cansadas
no escriben más poemas,
dejan caer unas páginas
que el viento se lleva.
Al cielo mismo vuelan
aves sin procedencia
ni destino fijo alguno,
una migración incierta.
Una senda muy difusa
entre la verdad y la leyenda,
vamos quedando muy pocos
con una historia acaso cierta.
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