Todavía llevo conmigo
un sueño en el bolsillo,
un poco sucio, arrugado,
roto y muy gastado,
eterno y mío.
Lo tengo por si acaso
encuentro el motivo
para entre mis manos
desplegarlo al viento
fuerte del desatino.
En noches extrañas
donde la luna se baña
en el agua de la nostalgia
con la belleza sutil
de una sola mirada.
Perderlo en las montañas
siempre tan altas del pasado
que con su incongruencia daña
el presente razonable y estable
de mis emociones más preciadas.
Para que sea locura y vida,
muerte y fantasía, ocaso triste,
mañana incomprendida de sol
iluminando con tristeza
unos pasos en la avenida.
Guardo siempre algo
a pesar de los mismos años
que me han enseñado a ser pobre
de deseos y poemas bohemios
pero soy obstinado como todo viejo.
No sea acaso que pueda el cielo
darme el ansiado privilegio
de por un sólo momento
tener esa dicha maravillosa
de perder la cordura que padezco.
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