No vienes nunca
de ninguna parte,
ni del cielo, el infierno,
de cerca o muy tarde.
Parece que es eterno
este crudo invierno
de hojas secas volando
por el aire incierto.
El tiempo se está yendo
de mis manos sin remedio,
queda poco, cada vez menos,
de vida en este cuerpo.
Pero no importa nada
de todo lo que hemos hecho,
de todas las dulces palabras
convertidas en recuerdos.
Acaso en otro universo,
algún mundo paralelo,
seamos felices al menos
como en un sueño.
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