miércoles, 15 de julio de 2020

VERTE

Llegaste un día,
así, simplemente.

No te buscaba,
no sabía
que iba a conocerte.

Pero fue tu sonrisa
la razón de mis días.

Tus miraba fija,
tus palabras tibias
desafiaron mi suerte.

No era como siempre,
no era ya perderme.

Era un sueño nuevo
después de tantas noches
de insomnio impertinente.

Un suspiro en el desierto
de las posibilidades inertes.

Un poema mal escrito
en algunas paredes
para ofrecerte.

Y si si algo gano
es que el alma brilla.

Entre tanta desidia
una vez más salgo
de la tristeza misma.

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