Podré olvidar los recuerdos
con el lento paso del tiempo,
pero no dejar dormido en el pecho
este enorme sentimiento.
Dirás que no hay nada,
que todo ha sido en vano y se acaba,
como un día cuando llega la noche,
se acaba para siempre lo nuestro.
Se termina y muere la magia
de todos los sueños que fueron
las razones únicas para la vida
que se torna un abismo incierto.
Un espacio, una llaga en el alma
que duele y que mata las ilusiones;
deja secas y quebradas las flores
del jardín de los proyectos.
Pero parece que es así esto,
parece que debemos partir un día,
quizás un día que no queremos,
a buscar el sol perdido
de un amor muerto.
martes, 16 de septiembre de 2008
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