Cuando amanezca serás el sol
que ilumina mis días en la tierra,
los caminos que siguen mis pasos
serán claros porque estás cerca.
Tus manos ahora serán mis manos
en los trabajos siempre cotidianos,
los mismos que antes no hacía
porque la rutina me habia agobiado.
Eres como un haz de luz que brilla
en las noches más oscuras y despejas
todas las tinieblas cuando tu risa
se hace dueña de tu cara tan bella.
Sonrío también al verte conmigo,
sabiendo que hay ahora un destino,
que el día comienza muy distinto,
preludio del cambio que ansío.
lunes, 8 de septiembre de 2008
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