miércoles, 10 de septiembre de 2008

INSPIRACIÓN POÉTICA

No tengo la felicidad cifrada
en todas esas cosas cotidianas
que con el tiempo se terminan,
que con el tiempo no son nada.

Las noches me traen su magia
cayendo como gotas de estrellas,
como la luz blanca y muy serena
de la luna de aquellos poemas.

Un gesto, una palabra, una mirada
alcanzan para que mi pluma descubra
en sus trazos que el amor es simiente
de todo lo bueno en esta tierra.

De todo lo noble, dulce y eterno
dan cuenta los gorriones vagabundos
en los árboles donde hallan el sosiego
diario entre todos sus mágicos vuelos.

Como las mariposas, efímeras, hermosas,
amigas de todas las flores que rozan
sutilmente con sus delicadas alas
el aroma que el aire, muy dulce, colma.

Acaso también sea un arco iris
que vi una vez después de la tormenta,
enorme puente cuyos colores evocan
la vida que se renueva cada primavera.

En los recuerdos tengo, muchas veces,
la fuente de tantos pensamientos y creo
que el tiempo es una ilusión que tengo
al vivir todo aquello de nuevo.

Pero el presente es este cuando escribo,
ese estado sublime donde el espíritu huye
de la cárcel que es el cuerpo y se conecta
con aquellas voces que dictan sus preceptos.

Así nacen estos versos, este poema;
no soy yo el poeta, sólo escribo apenas,
simplemente pongo en orden las letras
que forman estas palabras viejas.

Unidas en estrofas amigables
para que todo quien las lea comprenda
que existe algo más allá de la simpleza
que todos nuestros sentidos nos muestran.

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