Dame tu mano y salgamos
esta noche aunque sea tan fría.
Que tus pasos sean mis pasos,
y que un abrazo nos sorprenda
parados en alguna esquina.
Entremos en aquel lugar
donde disfrutamos de la dicha
de compartir algo muy dulce,
y delicioso como la alegría.
Un café o un cortado
con las medialunitas tan lindas,
esas que prefieres tanto,
esas que te provocan una sonrisa.
Esas mismas que disfrutas
y me hacen pensar que sea eso
en este mundo lo que se necesita
para hacerte feliz y acaso
no importe nada de ese lugar,
solamente verte contenta
mientras hablas y me miras.
Me siento tan bien que diría
que el mundo debe detenerse
en esa hora antes del día.
Antes de que te vayas cuando despierto
y no encuentro más que recuerdos viejos
entre mis sábanas que se enfrían.
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