Te pienso como Dios a la gente
en cada uno de tus detalles,
tu cuerpo, tus ojos, el talle
de tu cintura donde mi mano
descansa en sueños que placen.
Tus cabellos en el viento
son como olas en el aire,
del color de los anhelos
hermosos de que alguna vez,
en esta vida, me ames.
Como no imaginé que lo haría,
como no lo esperaba y acaso
tampoco esperaba que tu nombre
de repente sea el nombre de todo,
del universo donde estoy parado.
Pero así son ahora las cosas,
así es como me encuentro pensando
en que estás conmigo y sonríes,
al decirme con un beso de tus labios
que me amas y que nada es mentira
que todo es amor entre ambos.
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