Encerrado en esta casa,
con las ventanas bajas
para que el sol no moleste,
para que la noche llegue
como un fantasma agreste.
Que el silencio se quede
entre mis recuerdos breves
en las habitaciones vacías
con una soledad de muerte,
de hojas caídas y silentes.
Nadie llama, nadie viene,
nadie invita y nadie siente
que no queda nada más que viento,
que esta brisa fría que golpea
los llamadores de ángeles celestes.
Pero el cielo están bien lejos,
ese paraíso que creí ver a veces
cuando por momentos mis ilusiones
fueron en mis pensamientos la fuente
de una dicha que ahora desconozco
ahora que ha cambiado mi suerte.
2 comentarios:
uy que triste... me imaginé un hombre encerrado, con apenas una luz del exterior que penetra por su ventana y él sin sentir nada de lo que pase afuera... muy desolado senti a esa persona...besos tinchon!
Era la idea cuando escribía este poema.
Gracias por pasar Naty!! Mi úbica lectora jeje (pero buena si las hay eso si)
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