Primavera lejana
que te volviste extraña,
regresa que el invierno mata
las pocas flores que dejaste
a tu espera en mi alma.
Trae contigo la luna
que se fue taciturna
a buscarte en los cielos
con estrellas opacas
que no se ven nunca.
Las aves que cantan,
el sol que da luz y vida,
tráeme, de paso, la sonrisa,
que hace frío en la tristeza
de la brevedad de los días.
También te pido, si puedes,
ese amor que tuve y fue mía
la dulce sensación de no estar solo,
la dicha maravillosa de saber
que alguien nos necesita.
Pero si no puedes no importa,
el invierno me deja la melodía
del viento en las ramas vacías
que susurran un solo nombre,
el que no digo hace mucho
el que ella no olvida.
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