Al conocerte tuve ilusiones,
un camino, un deseo.
Tuve la alegría del niño
inocente hasta que descubre
que no todo es ameno.
Que nada es como una nube
en el cielo llevada
por la brisa siempre dulce.
Como una flor que admiramos,
nos da su belleza y perfume.
Descubrí que acaso los buenos
hagan cosas dignas del olvido,
exige comprensión a cambio.
Que el espacio puede estar vedado
a las aves vagabundas de los deseos,
existen jaulas que nunca vemos.
Existen límites a los sueños,
y es de locos y poetas pensar
que con el amor todo es nuevo.
Desperté un día de enero
en el frío de un extraño invierno
materializado en mis huesos.
Estabas más lejos de lo esperado,
eras un universo lejano
cuyas estrellas apenas
iluminaban una parte del cielo.
sábado, 19 de junio de 2010
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2 comentarios:
Hay personas tremendamente realistas en el amor. A veces dan hasta miedo...
Otras, en cambio, creemos que amar es soñar, aunque terminemos luego en ese invierno del que habla en el poema.
Un saludo desde Europa.
Gracias José. El amor suele ser mezcla de ilusiones que a veces chocan con la realidad.
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