Debo reconocer que el tiempo
en este caso no ha servido de mucho,
no me ha liberado del recuerdo,
de cada uno de tus besos, tus caricias,
tu mirada fija que mis ojos iluminaba.
Tampoco olvido que fuimos felices
aún a pesar de todo lo que padecimos,
en verdad se quemaba todo en el fuego
de una pasión que nos arrebataba
hasta llevarnos al cielo y el infierno.
Después de todo eso era el amor,
ese cariño extraño que poseemos
que fue la simiente de nuestra vida;
condenados desde el principio.
a nuestras alegrías y desdichas,
No fuimos el amor de nuestras vidas,
simplemente dos cuerpos sin alma
que coincidían en las frías noches
de un invierno oscuro de melancolía
bajo la luna triste del desconsuelo.
Por eso no olvido que tuve un sueño,
que tuvimos al menos un momento
donde dejábamos lo que fuimos
para sentir aquellos sentimientos
vedados en nuestra existencia
porque nunca supimos querernos.
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