Olvidaré las estrellas
en esos cielos íntimos,
de esos tiempos cuando niño
fueron los tesoros míos.
Como galaxias en el vacío
infinito del cielo peregrino,
como los cometas vagabundos,
sin universo ni tiempo fijo.
También dejaré la luna dormida
en su aposento de nubes de lino
para que descanse aunque su luz
necesite en mi camino.
Como el sol en los amaneceres
esos que por ahora ya no miro;
la luz de tus ojos será la insignia
maravillosa de mi destino.
miércoles, 30 de marzo de 2011
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