Fracasé tantas veces contigo
que siento que ha ganado el destino,
que la verdad es esta suerte quebrada,
que el amor es una muy alta muralla
de la cual caigo mil veces vencido.
Porque fuiste en mis días la sonrisa,
pero también las lágrimas escondidas,
la alegría y los reproches, el deseo
maravilloso de todo lo prohibido,
como prohibida nos fue otra vida.
Una vida colmada de los sueños
hechos pura realidad en definitiva,
no meras palabras que lleva el viento,
nunca esas absurdas y duras mentiras
ahogando las páginas de nuestros días.
Aunque, con el destino encima,
ya no tenga armas ni argumentos,
ya no pueda volver atrás el tiempo
ni esperar que regreses de nuevo
me resisto a tenerte siempre lejos.
Me niego ahora, como un necio,
a pesar de todo este sufrimiento,
a morir en todos tus recuerdos,
a que me olvides poco a poco
como agua en el desierto.
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