El viento sopla suavemente
entre las ramas de los árboles,
muy altas como en el cielo
como en un universo de aire.
Un espacio donde los ángeles
están cerca de todos nosotros
pero escondidos en las sombras
que brindan las hojas amables.
Porque debemos hacer nuestra senda,
debemos vivir nuestra propia vida,
aunque nos equivoquemos mil veces,
de eso muchas veces se aprende.
Las estrellas brillan más que el tiempo
porque estando tan lejos su luz llega
aunque ellas hace mucho estén muertas
como polvo formando frías estelas.
El alma es una luz muy serena
que siempre de iluminar no deja,
porque es pureza, Dios en nosotros,
esa parte que nos da la vida eterna.
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