No soy bueno en el tema,
del amor sé muy poco,
lo que escribo apenas
son ideas que evoco.
Cuando veo la lluvia serena
caer en delicada belleza
sobre las calles desiertas
pienso que lo conozco.
Con una sabiduría recta
dada por la sutileza
de una inteligencia
que muy bien piensa.
Pero es todo apenas
un remedo muy burdo,
un relato siempre absurdo
que nadie comprueba.
De lo que puedo dar cuenta
es de sueños y quimeras,
de eternas esperas, errores;
amarga soledad y tristeza.
Acaso eso sea el sentimiento
del que tantos poseen certeza,
del que muchos viven
pero jamás se dan cuenta.
Debe ser por eso que fallo
las veces que sea necesario,
para quedarme siempre afuera
viendo con gesto extrañado.
Como un testigo que comenta
lo que muchos no valoran,
lo que muchos destrozan
con total indolencia.
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