como pocos hay en la tierra,
que mis palabras iluminen
la poesía y las ciencias.
Escribir grandes libros
con conceptos universales
que demuestren, con sentido,
premisas fundamentales.
Pero sólo soy quien suscribe
estos torpes versos simples;
sin argumento alguno, acaso,
más que el deseo me asiste.
La sensación de equivocarme
como mi certeza ineludible;
el afán por ordenar letras
con alguna belleza posible.
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