El cielo se cierra
como una rueda
sobre sí mismo.
Una enorme ruleta
al azar en sus vueltas
donde gira la vida.
A veces la suerte
nos sonríe un instante,
así ganamos la apuesta.
Otras es un limbo
que nos envuelve,
nos deja sin sentido.
Porque con sus dados
cual albures imprecisos
funciona el destino.
Como un mecanismo
del caos maravilloso
del universo mismo.
lunes, 3 de febrero de 2014
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