Déjame que cante
la melodía aquella
cuya letra olvidada
casi nadie recuerda.
Con el alma trémula
en cada nota sentida
irá algo de mi vida,
toda esta alegría.
También la tristeza
la misma de siempre,
esa marca indeleble
que arruga mi frente.
Aún quedan horas,
albores de mis días,
una senda a medias,
el universo sin prisa.
No quiero dejar todo
sin haber hecho algo,
sin haber cantado
este himno mágico.
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