sin avisar siquiera,
uno cae en cuenta
cuando las quiebra.
Por eso siempre temo
probar el mítico fuego
del llamado infierno,
el cual no merezco.
Al menos por ahora
quedan unas horas
antes de que el sol
al fin se ponga.
El ocaso se acerca
pero puedo intentar
encontrarte acaso
como mi respuesta.
En unas páginas
de algún libro,
de esos escondidos,
tesoros infinitos.
Para leerte plena
y te quedes en mi alma
antes de todo caiga
en la misma nada.
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