Desapareces como por magia
de mi vida, de mis días,
de las horas perdidas.
Donde el pensamiento te visita,
te imagina sonriendo, te besan
las mariposas de la alegría.
Un tiempo estás cerca,
dulcemente me miras, me pides
un beso, que dejo en tu mejilla.
Luego de todo te olvidas,
te pierdes en el frío silencio
que mi alma siempre lastima.
Pero a veces regresas
como si nada acaso termina,
caigo nuevamente en tus brazos
donde estaría toda mi vida.
viernes, 22 de octubre de 2010
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