Así como tiene razón el sabio
aunque nadie alguna vez le crea,
tuvo razón el destino que un día
me dio a su pesar una respuesta.
Pero nunca comprendo sutilezas,
debo chocar contra la dura realidad
de darme cuenta siempre tarde de todo,
cuando ya nada, ni esperanzas, quedan.
Sueño siempre e imagino caminos
muy bonitos con árboles en sus veredas,
y yo caminando feliz y tranquilo
como si todo bien me saliera.
Pero al despertar me encuentro vacío,
sin nada para meditar un poco siquiera,
como congelado en la vida mi vida
es una absurda máscara de ausencias.
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