Tal vez me equivoque
al pensar en perdonarte,
veo que nada has cambiado,
yo sigo siendo como antes.
Por eso acaso repitamos
los errores que tanto dolieron,
mas el amor siendo perverso
sigue como un vano recuerdo.
Locura la nuestra de querernos
y odiarnos como al infierno;
quizás debamos pensar algo
para no sufrir en el intento.
Ahora te digo desde lejos
con el tiempo a favor nuestro
como en las velas el viento
empuja a confines inciertos.
Ahora que ya no nos vemos
y podemos ser las imágenes
de lo peor o ser aún buenos,
no importa de todos modos.
Nada importa para ambos
porque sabemos muy bien
que sólo somos fantasmas,
porque el uno para el otro
hace mucho ha muerto.
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