No fuimos nada,
ni la lluvia que lava
las sucias hojas de las ramas
para devolverles el verde
perdido que extrañaban.
Ni una estrella lejana
que se confunda con la nada
de un cielo siempre profundo
como suele serlo la esperanza,
que tienen los que se aman.
Tampoco el amor de nuestra vida,
una historia digna de ser contada;
que el olvido alguna vez nos bendiga
con esa hermosa magia que borra todo
y deja el alma otra vez inmaculada.
Pero no sé por qué y tampoco
tú sabes que es esto que nos llama,
que extraña idea de esperarte tengo
cuando sé que ya no queda nada,
porque nada fuimos más que el abismo
de nuestras propias nostalgias.
1 comentario:
Nadie quiere no ser nadie, ni nada.Pero a veces las circunstancias y el desamor nos abocan a sentirnos esa pequeñez...
Un abrazo
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