No tengo más amor que este,
esta sombra oscura, agreste,
de árbol caído sin ramas verdes.
Pero contigo es natural siempre
la primavera donde todo florece
porque todo sucede al verte.
Ese instante donde se abren
las alas de un ángel celeste
y me elevan hasta cielos altos
entre soles y lunas silentes.
Donde parece todo posible,
donde jamás cometo errores;
cada paso me lleva hacia adelante
con esa certeza de quien cree.
Mis manos no son garras
si no delicadas y bellas fuentes
que vuelcan en palabras la melodía
de este sentimiento que crece.
Pero cuando te alejas perecen,
como rosas sin agua caen abatidas
las esperanzas antes peregrinas
convertidas en sollozos de muerte.
Por eso ahora ruego al universo
que por piedad conmigo te traiga
para no caer en la absurda nada.
Para poder soñar que tengo alma,
que soy pluma y no una daga
de frío filo que todo desgarra.
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