Espero el alivio
de la lluvia en enero,
que será el consuelo
ante el calor tremendo
de todos tus recuerdos.
Porque los breves años
no han podido acallar
esto que siempre siento;
no puedo controlar nunca
todos estos pensamientos.
Pero un extraño día
donde no sé que sortilegio
planetario se abatía arriba,
muy lejano en el cielo,
muy dentro de tu pecho.
Decidiste acaso
convertirte en esa imagen,
en esa memoria borrosa
que no apaga el tiempo,
ni tu voz en silencio.
jueves, 5 de enero de 2012
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