Soy la corteza
del árbol que no he sido,
paradojas del destino
pero caigo en partes
a la tierra irrelevante
donde todo está perdido.
Podría ser semilla
para quien luego me bendiga
al sembrarme muy lejos
acaso
de esta parte del mundo
donde todo fue una pérdida,
donde nunca nada podía.
Un retoño lleno de ganas
de crecer alto, fuerte;
con todas las esperanzas
de al fin ser diferente
y colmar sus altas ramas
de aves que canten
eternamente.
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