Navego el arco iris
del cielo muy alto,
me dejo caer despacio
por sus pendientes
hasta sentir que puedo
acaso estar flotando.
El cielo entre nubes
tiene un celeste mágico,
una frescura hermosa
que me llena el alma
de poemas nuevos
y muchas otras cosas.
Veo a la luna,
allá, lejana, redonda,
con sus tonos de grises
y pienso que podría
desde mi distancia
darles otra forma.
Unos colores nuevos,
de esos suaves pasteles,
sería para los viajeros
un faro siempre fresco
en la senda profunda
de todos sus sueños.
Recito en silencio
todos muchos versos,
para llevarlos conmigo
hasta el papel mismo
donde con ciertos filtros
dibuje ese paraíso.
No sé si es un sueño
o un mero delirio
pero siento que puedo
desde la pluma metafórica
darle extraña forma
a todo lo que digo.
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