Esta noche vienes,
lo sabe mi alma,
lo sienten mis manos
aferradas a la nada.
Sabes siempre
donde está mi casa,
cruzaste esa puerta
muchas veces pasadas.
Te espero como siempre,
sin esperar nunca nada
más que me abraces fuerte
y me lleves muy lejos.
Contigo donde el tiempo
sea una antigua anécdota,
de algunos pocos poetas
en sus textos y alabanzas.
En sus estrofas predilectas
te nombran de muchas maneras;
yo simplemente te espero apenas
como una dulce promesa.
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