Soplo de luna
en la noche oscura,
sin estrellas, ni nubes,
sólo penumbras.
Una luz taciturna
cae del cielo apenas,
lo poco que devela
son sinuosas sendas.
Mis pasos silentes
la noche no quiebra;
voy caminando a ciegas
sin encontrar respuestas.
No hay miedo alguno
en la onda madrugada,
pues pronto la alborada
mostrará el camino a casa.
Ansiosa espera la llegada,
deseado momento el encuentro
donde veremos un día nuevo
con nueva esperanza.
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