Si esto que veo,
esto que interpreto
como un sentimiento
o un estado del tiempo,
no es más que un invento
de la interpretación
hecha por mi cerebro.
La realidad es apenas
una simulación mera
sinuosa construida apenas
con los retazos inconexos
de las experiencias diarias
filtradas por el intelecto
que recrea un universo.
Un espacio interno
que se proyecta en la nada,
en ese mundo extraño
que se crea en el momento,
se concibe delante nuestro
pero nace muy dentro
en impulsos eléctricos.
Pensamos y somos,
pensamos y creamos,
creamos lo que nos rodea,
lo que nos define acaso
no es más que un instrumento
de la cultura que proyectamos
en nuestra naturaleza humana.
Razonamos así el alma
que nace en el intelecto,
en la selección forzada
que nos brinda la época
donde nos desenvolvemos,
con las herramientas
de nuestro rudimento.
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