No busques la mano
de quien te acaricia,
no somos gatos mágicos
en el país de las maravillas.
Somos seres humanos
con la complejidad misma
que todo eso acaso implica,
si es que algo lo amerita.
Busca la palabra perdida
en los susurros de la brisa,
en el agua de esa lluvia
que una vez nos dio vida.
La senda a veces oscura
de los poetas cercanos a dioses
a pesar de que seamos mediocres
y su rayo locos nos torne.
Prefiere siempre el silencio
en donde podamos quebrarlo
con el dulce elevado encanto
de la poesía en nuestras manos.
Ese instante donde conectamos
con algo que nos supera lejos,
algo que es parte nuestra,
algo que no comprendemos.
Lo otro más mundano
déjalo para los románticos
que aún sueñan felicidad
donde, sabemos, hay fracaso.
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