El mundo está compuesto
de cada parte que nos toca,
como una leve estrella rota
para dar vida al cuerpo.
Cada átomo esta hecho
de esa energía oscura
que sustenta estructuras
del inestable tiempo.
Por eso somos parte
de todo lo que nos rodea,
el fuerte viento, el árbol,
la misma sinuosa senda.
La mirada, la sonrisa,
la palabra callada o dicha
son siempre las mismas
en su honda esencia.
Todo pasa ahora mismo
y ese ahora es un abismo
donde se encuentra fundido
todo lo que sentimos.
Todo lo que aprendemos
no es más que el argumento
esgrimido por las lejanas voces
de universos paralelos.
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