Me han olvidado
y todavía existo,
he sido sepultado
y aún estoy vivo.
Mis palabras
quedaron mudas
acaso por su torpeza.
Ya nadie lee nada,
no le interesa.
Pero eso a mí
ya no me importa,
soy bastante necio
y lo reconozco.
Voy a seguir
siempre escribiendo
lo que me nazca
dentro del alma.
Después,
si tengo la suerte,
o acaso la desgracia,
alguien reconocerá
alguno de mis poemas
aunque no sean nada.
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